A pesar de caer tan tarde en el calendario, por los primeros días de junio, el tiempo nos acompañó, con mediodías cálidos y noches frescas, pero con mu- chísimo polvo, dada la falta de lluvias de este año. Si el año anterior, vivimos momentos muy emotivos en la despedida de nuestra ahijada, la Hermandad del Viso del Alcor, este año, prometía aún más. El Coro de Sevilla fue elegido para cantar la Misa Pontifical del Centenario de la Coronación de Nuestra Señora, nos acompañarían nuestros más pequeños y el Coro Infantil en la segunda noche y en el último día de ida y, en el camino de vuelta, disfrutaríamos de la sabiduría de nuestros mayores, “Los Platinos” en la noche del Caoso.
El 6 de junio, iniciamos nuestro camino, precedido de la Misa de Romeros, acompañados un año más por la Hermandad de Antequera, ahijada nuestra. Una vez entronizado nuestro Simpecado en la Carreta de Plata a los sones de la Banda del Ejército de Tierra, empezamos nuestra peregrinación hacia la Aldea del Rocío. Fuimos recibidos por el alcalde y la corporación municipal en el Ayuntamiento y por los miembros de la Diputación Provincial, en la Plaza de la Inmaculada, donde se nos hizo entrega de sendas ofrendas florales y cantamos nuestra Salve. Disfrutamos de la intensa petalada en la calle Hernando Colón, del ambiente de la calle Alemanes y de la unión de nuestras 17 carretas de bueyes en la Plaza Virgen de los Reyes.
Tras dejar El Alcázar, el Archivo de Indias, la Torre de la Plata y la Torre del Oro, avanzamos por la Avenida de República Argentina y visitamos la Jefatura de Po- licía de Blas Infante, donde disfrutamos de un gran recibimiento, fruto de la excelente relación con dicha institución. Allí, tuvimos una “pequeña parada” y nos despedimos de nuestra ciudad. Avanzamos por el Puente de Hierro hacia San Juan de Aznalfarache, donde a los pies del Monumento, rezamos el Ángelus, seguimos por El Zaudín, cruzamos el puente sobre el río Pudio y al atardecer, una vez pasado Monasterejo, rezamos el Rosario. Con la Carreta encendida, bien entrada la noche, llegábamos a la Finca de Cuatrovitas donde nos recibía la Patrona de Bollullos de la Mitación y su Junta de Gobierno, quedando nuestra Carreta instalada bajo su torre mudéjar.
Iniciamos nuestro segundo día de camino comprobando que, si el día anterior fue espléndido y multitudinario, aún más hermanos y peregrinos nos acompañaban hacia la Finca de Lópaz. Se rezó el Ángelus y la Hermandad siguió sus andares con sus cantes para llegar y rezar a la imagen de la Virgen del Rocío antes de bajar al Quema, engalanada especialmente por el año del Centenario de la Coronación. Histórico el paso por el Vado del Quema. ¡Con qué alegría y emoción nuestro nuevo Hermano Mayor, Gabriel, gritaba los oles a la Virgen delante de cientos de peregrinos en sus aguas y en sus laderas y un año más! “Quítese usted ese sombrero que Sevilla cruza El Quema….”.
Por segundo año sesteamos en la parada habilitada por el Plan Romero, punto de abastecimiento de agua para nuestras carriolas. Tras el descanso, la hermandad continuó por el “Camino de la Marisma Gallega” en dirección a la carretera Villamanrique-Hinojos. Y como la Virgen siempre está para protegernos, veló por nuestra Hermandad y, a pesar de una tarde movida con el vuelco de dos carretas, apenas se registraron daños, dos heridos leves que fueron inmediatamente atendidos y la retención de numerosas carriolas. Llegamos ya anochecido a la Finca del Caoso, sin nuestro tradicional Rosario en el carril, pero con el alegre recibimiento de decenas de nuestros hermanos más pequeños y el Coro Infantil que se incorporaban a nuestro camino (qué idea tan maravillosa de nuestra Diputación de Juventud). Se montaron numerosas tiendas de campaña sobre el césped del cortijo que hicieron las delicias de nuestros más pequeños y a las 12 de la noche, celebramos la misa presidida por nuestro Capellán de Camino, Don Fernando, muy emotiva sin duda por sus palabras, por las de nuestro Hermano Mayor y por las voces de ambos coros.
Antes del amanecer se iniciaba nuestro tercer día, con nuestros pequeños romeros por delante y su carrito de viandas. Día complicado para cumplir nuestro objetivo a tiempo y postrarnos ante Ella, por el calor, las arenas, el ganado…. Se rezó el Ángelus en una breve parada en el Pino de los Mil Duros, amenizado con el Coro infantil. Con mucha premura, entre lágrimas y ¡Vivas! se cruzó El Ajolí, donde nos esperaba el Escuadrón de Caballería de la Policía Nacional para acompañarnos hasta nuestra Casa Hermandad y realizar nuestra Presentación ante la Blanca Paloma como filial número 29.
Y tras mucho esfuerzo, fruto de la colaboración de hermanos, peregrinos, carreteros y bueyes, dirigidos por nuestra gran alcaldía de carretas, llegamos a nuestra Casa Hermandad en la aldea, para disfrutar de un gran fin de semana.
Domingo de Pentecostés
En marzo, la Hermandad Matriz de Almonte, designaba al Coro de Sevilla como el encargado de cantar la misa de Pentecostés, más especial si cabe este año, por el Centenario de la Coronación de nuestra Madre. Muchas horas y tardes de ensayo de nuestros componentes, adaptaciones de temas clásicos y temas de nuestra Hermandad, y músicos, dirigidos por nuestro director Rafa Cuevas, tuvo como recompensa el reconocimiento a tanto trabajo.
Ese domingo, esa mañana de Pentecostés, nuestro Coro brilló como nunca y así lo pudieron disfrutar los miles de personas, en directo o desde sus casas, gracias a la labor de Canal Sur que retransmitió un año más la misa. Y como imprescindible, llegando el Simpecado de Almonte al altar, el Himno del Centenario, orquestado y dirigida desde los cielos, por quien la compusiera con tanto esmero y cariño. Gracias Rafa Serna.
Y así, se les fue reconocido en la Hermandad Matriz, donde ésta, obsequió a cada componente con un especial recuerdo y donde a su vez, el Coro hizo entrega de un broche que nuestra Madre llevó prendido en su saya como recuerdo de tan maravilloso acto. Y conqué cariño, se les esperaba en la Casa Hermandad. Fue un día grande, de convivencia y confraternidad, de horas de cantes, de recibimientos a hermandades y autoridades y de buen ambiente en cada rincón de nuestro patio. Se finalizó el día con la participación en el Santo Rosario de las Hermandades.
Nuestras nuevas campanas anunciaban, el lunes de Pentecostés, nuestro Simpecado salió al encuentro de la Virgen, en nuestro lugar de siempre, en la Plaza del Eucaliptal. Cuantas emociones, admiraciones y devociones cuando nuestra Madre se acercó a nuestro Simpecado y D. Fernando y todos los presentes, rezamos la Salve y cantamos nuestras plegarias. Otro día grande de hermandad y por la noche, un año más, nuestra tradicional convivencia en el salón de la Casa Hermandad, para compartir un rato alegre entre los hermanos, como preludio de la vuelta.
Camino de Vuelta
El 11 de junio, martes, muy temprano, emprendíamos el camino de vuelta con un camino muy sereno. Se disfrutó un buen rato en el Puente del Ajolí y en el Pino de los Mil Duros, donde pudimos deleitarnos un año más con los huevos fritos de la reunión de San Lorenzo. Llegamos temprano al Caoso y pudimos descansar para poder disfrutar, sin duda, de uno de los momentos más entrañables de este camino, cuando recibimos a nuestros mayores, nuestros “Platinos”. Nuestra Hermandad es lo que es actualmente gracias a lo que ellos nos enseñaron, con tanto arte y sabiduría. Abuelos, hijos y nietos, disfrutamos de esa mágica Eucaristía y de la convivencia posterior con la que nos agasajaron nuestro Hermano Mayor, Gabriel y su mujer, Macarena. Cuánto cariño en todo momento. Gracias.
El miércoles de vuelta, ya amanecido, emprendíamos el camino hasta nuestra madrina, Villamarinque, donde otro año más, con los bueyes de la Carreta llegando hasta el último escalón, cantamos nuestra Salve y plegarias, entre fuertes aplausos. Después, el nostálgico Quema, nuestro sesteo en el Centro de Estudios y el Rosario en Lópaz. Llegamos temprano a Cuatrovitas, donde se celebró una emotiva misa dentro de la ermita y disfrutamos de nuestra última gran noche. Y llegó el jueves, último día de camino. Disfrutamos, por segundo año, de nuestro sesteo en las instalaciones del Club Zaudín. Qué gran acogimiento tuvimos. Allí compartimos comida y cantes, se refrescó nuestra tracción animal y se engalanaba nuestra Carreta de Plata.
Entre lágrimas nos despedimos de nuestros carreteros y carretas en Blas Infante y la Hermandad, rodeada de cientos de hermanos y peregrinos, caminó por las calles de Sevilla para hacer su entrada triunfal en la Parroquia del Divino Salvador, ya entrada la noche. Agradecer siempre la labor de los que hacen posible el camino de nuestra Hermandad de Sevilla, 112, Guardia Civil, Plan Romero, Policía Nacional y Local, Ayuntamiento de Hinojos, Ejército Español y autoridades; por supuesto, a nuestro capellán de camino, D. Fernando y nuestro Director Espiritual, D. Eloy, a nuestros carreteros, a la Hermandad de Antequera y, cómo no, a nuestra Alcaldía de carretas y a todos los hermanos y peregrinos de Sevilla.