Querido Hermano/a,
Me alegro de volver a ponerme en contacto contigo. Ante todo, mi primer deseo es que, tanto tú como tú familia, os encontréis bien. Han pasado ya más de siete meses desde que esta terrible pandemia se ha instalado entre nosotros y haya afectado a nuestra salud, a nuestra economía y a la forma de vida que teníamos hasta ahora. Qué duda cabe que también se ha visto afectada, de forma significativa, la vida de las hermandades y en particular la de la nuestra, sobre todo, en lo referente a la celebración de nuestros cultos y convivencias.
En el pasado mes de mayo y en el tiempo de Romería, celebramos nuestra Función Principal de Instituto, así como unos Cultos Extraordinarios de Pentecostés. Lo recuerdo con emoción por la gran acogida y participación que tuvo entre los hermanos, tanto de forma presencial, como mediante las retransmisiones en nuestro canal de YouTube. Lo hicimos respetando todas las medidas de seguridad dictadas por las autoridades. Y en aquel momento, en la Junta de Gobierno, estábamos contentos y esperanzados porque, después de lo pasado en los dos meses anteriores, creíamos que era el inicio de la vuelta a la normalidad. Normalidad también para la vida de nuestra Hermandad. Pero, lamentablemente, no ha sido así. El incremento de contagios está ocasionando que todas las actividades donde se produzcan reuniones y convivencias se vean severamente restringidas. Es lógico.
A pesar de esta circunstancia, hay una actividad en nuestra Hermandad que no ha parado y es la Caridad y la Asistencia Social. Incluso, se ha incrementado con nuevos programas como el reparto de alimentos a las familias de nuestros niños de las colonias y la colaboración económica y de voluntariado para el programa Guiso Solidario, que, impulsado por la Asociación de Hosteleros de Sevilla, da diariamente 500 comidas calientes a familias necesitadas durante un año. Igualmente, hemos puesto en marcha el proyecto Hilera de Empresas, con el que tratamos de ayudar a las empresas y profesionales de nuestra Hermandad en estos difíciles momentos.

El pasado 7 de septiembre reanudamos nuestras misas de lo jueves en El Salvador, que están siendo muy concurridas. Tenemos la suerte de disponer de un templo grande que nos permite tener un gran aforo, a pesar de las medidas de distanciamiento. Te animo a que nos acompañes y así tendrás la oportunidad de rezar ante nuestra Madre la Virgen del Rocío, participar en la Eucaristía y pasar unos momentos con tus hermanos, aunque desgraciadamente, mientas duren las restricciones, no podremos realizar las tradicionales convivencias en nuestra Casa Hermandad.
Quiero informarte que el pasado 30 de septiembre hemos dejado la casa de Pescadería, donde tantos buenos momentos hemos vivido en los últimos 20 años. Poco a poco nos estamos instalando en nuestra nueva Casa Hermandad en la calle Cabeza del Rey Don Pedro, nº 11. Espero que en la nueva casa nos encontremos cómodos, pero, sobre todo, deseo que nos sirva para cumplir las misiones que tenemos encomendadas como hermandad cristiana, en particular, la Formación y la Caridad. Estoy convencido que esta nueva sede servirá de impulso, de palanca, en nuestra Hermandad, para realizar grandes proyectos.
Casas bonitas hay muchas repartidas por las ciudades, pero ésta no debe ser una casa como las demás. Ésta es una casa de Dios, una casa de hijos de la Virgen, una casa donde conviven hermanos, una casa donde se respire fe y amor. Debemos tenerlo claro, una nueva Casa Hermandad no es un objetivo en sí mismo, sino que es sólo un medio que la Virgen del Rocío pone a nuestra disposición para conseguir los fines que nos mueven y para los que nos constituimos como Hermandad. Con la increíble capacidad que tenemos los hermanos de Sevilla para, mediante las convivencias, unir nuestras fuerzas, seguro que podremos lograr cosas importantes para la Iglesia de Sevilla.
En pocos días celebraremos nuestra Peregrinación Extraordinaria. Este año debido a las estrictas medidas impuestas por las autoridades competentes será un 12 de octubre distinto. Pero es un gran día para nuestra Hermandad. Por eso te animo a que nos acompañes en la Eucaristía. Ya sea desde la Parroquia en Almonte, teniendo en cuenta las limitaciones de aforo, desde la Aldea del Rocío donde será retrasmitida mediante pantallas de televisión instaladas en la Ermita, o desde el canal de YouTube de la Hermandad Matriz.
Estamos viviendo una situación inédita, muy dura. Son momentos que nos obligan a tomar decisiones drásticas tanto en la vida social como en los aspectos económicos de nuestra Hermandad. Tendremos que ser prudentes y tomar las medidas necesarias para continuar con las actividades de culto y caridad, administrando prudentemente nuestros recursos para poder cumplir, a su vez, con nuestros compromisos económicos.
Pero estas desgraciadas circunstancias lo que no van a afectar es a lo esencial de nuestra Hermandad, que es nuestra fe a la Virgen del Rocío y a su Divino Hijo. Esta fe es nuestro pilar, nuestro bastión, nuestro cimiento al que estamos firmemente anclados y que hará que nuestra Hermandad no sólo permanezca inalterable en su esencia y principios, sino que, seguro, saldrá más unida y reforzada de estos tiempos que nos ha tocado vivir. Y así lo demostraremos trabajando todos juntos nada más que las circunstancias lo permitan.
Quiero que sepas que aquí tienes a tu Hermano Mayor para lo que necesites. Siempre encontrarás mis puertas abiertas para recibirte y poder compartir contigo todas tus inquietudes.
Recibe un fraternal abrazo y le pido a la Santísima Virgen del Rocío y a su Divino Hijo que te colmen de gracia y bendiciones.
Gabriel Rojas Fernández
Hermano Mayor